Kuzayama Hiroshi, de 25 años, ya no podía soportar el abuso laboral ni las duras palabras de sus superiores. Incapaz de sobrellevar la situación, decidió renunciar a su trabajo y se convirtió en un recluso en casa.
Sin embargo, un día apareció una hermosa mujer llamada Takahashi Ai, quien afirmaba representar al Gobierno Metropolitano de Tokio.
Ella le ofreció la oportunidad de unirse al [Proyecto de Rehabilitación Juvenil].
Si aceptaba, el gobierno le proporcionaría apoyo financiero, acompañamiento psicológico y la posibilidad de reconstruir su vida desde cero…